martes, 12 de junio de 2012

Somos lo que construimos


«La salud pública ha sido asociada tradicionalmente al entorno construido, con temas tales como la falta de saneamiento, intoxicación por pinturas al plomo, la seguridad en el trabajo, las normas antincendio o la accesibilidad de los espacios. Si “somos lo que comemos”, también podemos decir que “somos lo que construimos”. Ahora nos damos cuenta de que la forma en la que se diseña el entorno construido puede tener un enorme potencial para hacer frente a muchos de los mayores problemas de la nación en temas de salud pública para niños y adultos. Éstos incluyen la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el asma, la depresión, la violencia y las desigualdades sociales» 
Dr. R. Jackson



Imagen de "Making Healthy Places"

El pasado 19 de mayo se celebró el día europeo  de la obesidad, una enfermedad crónica que nace de la interacción entre factores genéticos y ambientales, en particular entre un desequilibrio conductual entre ingesta y el gasto energético. La obesidad tiene consecuencias patológicas graves como la hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, artritis, cálculos biliares y diabetes tipo 2 mellitus.  España es el país europeo con una tasa de obesidad más alta, de media afecta un 16% de la población adulta y más de un 18% de la infantil según el reciente estudio ALADINO.   


Atlas de la Obesidad en España, (datos de 2004, Minsterio Sanidad)

Si consideramos también los casos de sobrepeso estos porcentajes se elevan hasta más del 44% en la población infantil y hasta un 37% aprox. en la población adulta. Los datos de España han empeorado en la última década especialmente para la población adulta. Para la infantil los valores se mantienen estables respecto al anterior estudio enKID (2000) pero son en cualquier caso muy elevados, próximos a los valores detectados en Estados Unidos, un país que se suele asociar a este tipo problema. 

Gráfico de tasas de sobrepeso en paises de la OCDE
 
Las causas que llevan a esta situación son complejas pero podríamos afirmar, aún corriendo el riesgo de simplificar mucho, que nuestra sociedad vive en un entorno, físico y social, “obesogénico”. Un entorno que de forma directa e indirecta fomenta una vida más sedentaria tanto en la vida laboral como en el ocio y que además ofrece en abundancia alimentos baratos y poco sanos. La Carta Europea contra la Obesidad, redactada durante la Conferencia Ministerial Europea de la OMS Contra la Obesidad que tuvo lugar en Estambul en 2006, reconocía la importancia de ciertas condiciones ambientales cuando afirma que es necesaria la “creación de carriles prioritarios para bicicletas; animar a los niños a ir andando a la escuela; mejora de la iluminación vial; promoción del uso de las escaleras; y reducción del tiempo de permanencia ante el televisor”.

Las principales y más importantes medidas para prevenir el sobrepeso y la obesidad son una dieta equilibrada y el ejercicio físico diario. En relación con este último se debería lograr una combinación adecuada entre un estilo de vida activo en el que se practica actividad física para el desempeño de las actividades cotidianas básicamente desplazándose a pié o en bicicleta para ir al trabajo, al colegio, hacer la compra, visitar amigos y familiares, etc., y una actividad física programada de tipo lúdico-deportivo. Ciertas características del entorno urbano pueden favorecer o ser un obstáculo para tener este estilo de vida y especialmente en relación con las actividades y los desplazamientos diarios.

El “Toronto Diabetes Atlas” del 2007, llevado a cabo por un instituto de investigación clínica de la ciudad canadiense, ha demostrado la correlación existente entre el entorno urbano de 140 barrios de la ciudad con la epidemia de diabetes tipo 2 que a su vez está estrechamente relacionada con la obesidad. 

Toronto. Mapa de barrios "favorables a la actividad física" e incidencia de casos de diabetes



Los factores físico espaciales que se han valorado principalmente en este estudio son:  

  • densidad y dispersión de los equipamientos y servicios
  • accesibilidad geográfica del transporte público y de los comercios de alimentos
  •  tipología de la red viaria
  • la disponibilidad de espacios y recorridos peatonales
  • red de carriles bicis
Toronto. Mapa de accesibilidad peatonal (tiempo) a paradas de transporte colectivo

 
Los parámetros físicos se han ponderado con los datos derivados de una encuesta anterior sobre la movilidad peatonal y ciclista en la ciudad. El estudio evidencia la correlación entre los determinantes sociales y económicos y los casos de diabetes 2 pero al mismo tiempo pone de manifiesto como unas condiciones ambientales más favorables a un estilo de vida activo fisicamente inciden positivamente incluso en barrios donde los parámetros socio-económicos y étnicos son desfavorables.


En Estados Unidos uno de los pioneros en relacionar forma urbana y salud ha sido el Dr. Richard Jackson, ex director del “Center for Desease Control and Prevention” (CDC) del gobierno federal de EEUU. Junto con el Dr. Howard Frumkin, (rector de la Escuela de Salud Pública en la Universidad de Washington), y el urbanista Lawrence Frank, (director del “Health and Community Design Lab” de la Universidad de British Columbia en Canadá), el Dr. Jackson es autor del libro “Urban Sprawl and Public Health” (2004). En él se analizan las implicaciones negativas para la salud de la dispersión urbana en EEUU. 

"Glotonería o Pereza", reproducido en "Urban Sprawl and Public Health", 2004



En relación con la causalidad entre obesidad y diseño urbano los autores citan en particular un estudio publicado en 1995 en el Reino Unido en el que de forma irónica pero con base científica se demuestra una disminución del impacto de la “glotonería” frente a la “pereza” en el incremento de los casos de obesidad entre la población británica. Sin querer restar importancia a los hábitos alimentarios, los autores remarcan como existe una correlación creciente entre un estilo de vida sedentario y los casos de sobrepeso y obesidad entre la población de EEUU y de cómo el diseño urbano y la organización de los servicios y comercios en la ciudad puede favorecer positivamente un cambio de hábitos.




En “Making Healthy Places” (2011) el Dr. Jackson junto con el Dr. Andrew Dannenberg, (director del “Healthy Community Design Initiative” del departamento de salud ambiental del CDC in Atlanta) y el ya citado Dr. Howard Frumkin, recopilan una serie de ensayos sobre  la relación entre salud pública y urbanismo y sugieren estrategias para poder recuperar una “urbanidad” cuyos mejores ejemplos, según los editores, se dieron en EEUU con anterioridad a la II Guerra Mundial, por ejemplo en Annapolis (capital del Maryland), San Francisco y Boston. 

La “caja de herramientas” para conseguir “lugares sanos” la configuran 3 estrategias principales. La primera incide en profundizar la articulación entre transformación del entorno y cambios conductuales, reconociendo la complejidad de esta relación que debería sustentarse en teorías del comportamiento y tener en cuenta factores culturales, económicos, sociales y posibles incentivos. La estrategia que conduce a un cambio conductual como complemento de las transformaciones físicas del entorno debería contemplar además medidas educativas, normativas, mecanismos de mercado y marketing social. 

Dispensador de comida sana (izq.) en instituto en New York (de Making Healthy Places)


Una segunda línea de acción es la que se interesa del marco legislativo integrando la perspectiva de salud pública en la planificación sobre el uso del suelo, las políticas de vivienda, la planificación del transporte y hasta las ordenanzas de edificación y las de diseño y uso del espacio libre. 
Una tercera línea de acción propuesta en “Making Healthy Places” es la que destaca la participación ciudadana  y especialmente de los residentes en las áreas objeto de transformación prestando particular atención a los grupos más vulnerables. La participación es un “ingrediente” fundamental para activar un círculo virtuoso entre diagnóstico de un área, reconocimiento de las necesidades reales de sus habitantes y el desarrollo de planes y proyectos. 

La obesidad y el sobrepeso son índices de salud pública que diferentes autores a lo largo de esta publicación relacionan con los entornos urbanos de vida diaria abogando por un cambio de modelo de investigación que deje de centrarse en el individuo o en pequeños grupos sociales y/o familiares para abarcar una visión más global, un modelo “ecológico” de la epidemia que sea comprensivo de los factores ambientales. 

Mapa del área de Washington D.C.. Accesibilidad (distancia) a supermercados [Imágen de Scientific American]


Un punto de contacto importante entre hábitos de ingesta y forma urbana se da en los estudios relacionados con la disponibilidad y el acceso (peatonal) a alimentos frescos y más sanos (“Food Environments”, C. Gannuscio, K. Glanz), incluyendo el impacto que tiene la proliferación de puntos de venta de comida basura, refrescos azucarados, etc. Sin olvidar tampoco la correlación entre el acceso a alimentos sanos y la tipología del entorno urbano: cuanto más disperso y de baja densidad es el entorno, cuanto menos probable es encontrar supermercados y comercios de alimentos frescos a distancias razonables para ir andando o en transporte público (“Transportation and Land Use”, R. Ewing et al.).


El año pasado el  Dr. R. Jackson ha sido invitado por la fundación Media Policy Center (MPC) en el ámbito de la iniciativa “Designing Healthy Communities” para idear y comentar una serie de 4  documentales sobre la relación entre entorno construido y salud, una programación televisiva que ha tenido una gran repercusión mediática en Norte América. Los cuatro temas tratados en los respectivos episodios son los siguientes:

  • Retrofitting suburbia” que abordar la relación entre obesidad  y diabetes y los entornos urbanos residenciales de baja densidad de la suburbia norteamericana
  • Rebuilding places of the heart” para revitalizar centros urbanos que padecen el legado contaminante de industrias ya desaparecidas

  • Social policy in concrete” que aborda la problemática de barrios y áreas urbanas vulnerables y amenazadas por la degradación ambiental y la contaminación de industrias y plataformas logísticas cercanas

  • Searching for Shangri-La” buscando ejemplos y referencias del pasado y del presente de Estados Unidos que puedan server de modelo para el futuro




La serie viene acompañada por una publicación “Designing Health Communities” (2011) que explica los casos analizados en el programa y propone además un guión de Plan de Acción que se perfila en analogía con el proceso de diagnosis, cura y seguimiento posterior que cualquier médico debería aplicar a un paciente enfermo. El Dr. Jackson hace hincapié en la necesaria dimensión temporal de este proceso, tanto para un paciente real como para un entorno urbano. La mejora de las ciudades norteamericanas con el objetivo de regenerar el soporte físico de estilos de vida más sanos va a requerir tiempo porqué la correlación entre salud y ambiente urbano es muy compleja y difícilmente unívoca. 





En “Retrofitting suburbia” (2008) editado por las urbanistas Ellen Dunham-Jones y June Williamson se analizan 36 casos de transformaciones urbanas a distintas escalas todas ellas orientadas hacia una re-urbanización que contempla lograr mayor densidad y mayor diversidad para favorecer la movilidad peatonal, en bici y en transporte público. Ellen Dunham-Jones, en una conferencia impartida recientemente, apunta a las razones principales que deben motivar este proceso y que son básicamente tres: las dimensiones medioambientales relacionadas con el consumo de recursos no renovables y el cambio climático; los factores de asequibilidad y relativa justicia social (en el acceso a la ciudad y a sus servicios) derivados del aumento del coste de los combustibles fósiles,; y por último, aunque no menos importante, por el impacto para la salud de las personas que conlleva vivir en un entorno que propicia un estilo de vida sedentario.



Diagrama de la guía para padres y madres sobre "Actividad Física y Salud". Ministerio Sanidad


En España, el Ministerio de Sanidad y Consumo conjuntamente con el Ministerio de Educación y Cultura y el Ministerio de Interior, publicó en 1999 una guía para padres y madres sobre “Actividad Física y Salud” en la que se afirma que “La sociedad actual no favorece la actividad física. Las actividades cotidianas están mecanizadas, nuestro trabajo requiere menos esfuerzo y movimiento, y nuestro tiempo libre es menor y más inactivo.”
La Guía diferencia claramente entre “actividad física” definida como “cualquier movimiento voluntario realizado por músculos esqueléticos, que produce un gasto de energía adicional al que nuestro organismo necesita para mantener las funciones vitales (respiración, circulación de la sangre, etc.)”; y el ejercicio físico que es actividad física pero planificada y organizada, repetida con el objetivo de mantener o mejorar la forma física.  “El entorno físico y social donde vivimos influye en nuestro estilo de vida.  Las características geográficas, el clima, las costumbres de nuestra población, las tradiciones y normas sociales facilitan o dificultan la actividad física.  La casa donde vivimos y las características de nuestro entorno (patios de juego, parques, carriles bici seguros, polideportivos, etc.) facilitan la práctica de actividades físicas. Sin embargo, en todos los lugares, en cualquier época del año y a cualquier edad hay posibilidades para llevar un estilo de vida activo”.


Desde el año 2005 el Ministerio de Sanidad impulsó además la estrategia NAOS, para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad, especialmente enfocada a reequilibrar los hábitos de ingesta calórica y de consumo energético mediante una vida activa. En el apartado de recomendaciones destinado al ámbito familiar y comunitario la estrategia hace hincapié en el potencial del urbanismo para aportar espacios que permitan desempeñar actividad física. En el documento guía se cita a modo de ejemplo la previsión de nuevos parques y jardines como dotaciones en desarrollos urbanos, y también la trasformación de infraestructuras existentes como vías férreas o vía pecuarias en desuso, o el cierre temporal de vías públicas para facilitar prácticas deportivas en días festivos (las ciclovías mencionadas en posts anteriores). A finales del año pasado y previamente al cambio de legislatura el Ministerio de Sanidad edita una recopilación de indicadores destinados a facilitar la evaluación de la estrategia NAOS para gestores, políticos y profesionales de la salud. 

Ejemplo de indicadores de evaluación Estrategia Naos (2011)

Entre los indicadores señalados en el apartado “6. Diseño urbanístico y equipamiento para la actividad físico-deportiva” hay algunos que miden por ejemplo la superficie de espacios deportivos por habitante (6.1.1), o los km de carril-bici por habitante (6.1.5), o  los km de espacios para práctica de actividad física en áreas de actividad (senderos, vías verdes, etc..) por habitante (6.1.6). Los indicadores propuestos están más orientados a facilitar una evaluación de las oportunidades de lo que anteriormente se ha definido como “ejercicio” más que la actividad física realizada en el desempeño de las actividades de vida cotidiana como puede ser desplazarse al colegio o al trabajo.


En España no nos enfrentamos a problemas de dispersión urbana tan marcados como en Norte América, la mayoría de la población reside en ciudades más densas. Sin embargo el modelo imperante de hipermovilidad (que a su vez ha influenciado el diseño urbano del urbanismo expansivo y especulativo de las últimas décadas y con cuya herencia tendremos que lidiar en los próximos años) es uno de los ingredientes más nocivos y que más ha contribuido a generar un ambiente obesogénico. En la ponencia que impartió en el Congreso de Mahón el pasado septiembre, Alfonso Sanz de GEA 21 y miembro del Colectivo Lazareto, apuntaba a un cambio de enfoque radical como posible solución a lo que vino a definir como “Trastorno por déficit de atención e hipermovilidad motorizada urbana”. Un trastorno de la conducta social por la pérdida de atención a los valores no-económicos de la ciudad que ha llevado a un urbanismo segregativo, orientado exclusivamente al crecimiento como herramienta especulativa. 


Reordenación movilidad Proyecto Madrid Centro


Este cambio radical de enfoque de la movilidad es necesario e indispensable para combatir la epidemia de sobrepeso y obesidad que afecta la población española. Es un cambio que implica pasar de una visión centrada en el transporte motorizado a una donde en orden decreciente de importancia se da prioridad a los viandantes, los ciclistas, los usuarios del transporte colectivo y por último los usuarios de vehículos privados. Es un cambio que implica una transformación urbana que no requiere en general de grandes inversiones en infraestructuras y tecnología y quizás por este motivo hasta ahora no ha resultado ser atractiva para las administraciones públicas. Es un cambio en definitiva que implica un nuevo paradigma cultural de nuestra sociedad que acabe contribuyendo a un cambio de hábitos y a una renovada demanda social por entornos urbanos más complejos y más amigables con los viandantes.

Referencias 

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