jueves, 18 de octubre de 2012

Hacia un envejecimiento activo en casa - Conferencia de Barcelona







El año 2012 ha sido declarado como «Año europeo del envejecimiento activo y de la solidaridad intergeneracional» con el objetivo de promover la creación en Europa de un envejecimiento activo y saludable en el marco de una sociedad para todas las edades. (IMSERSO).

ACCEPLAN del Instituto Universitario de Estudios Europeos de la Generalitat de Catalunya y de la Universitat Autónoma de Barcelona organiza para los próximos días 24-25 de octubre la Conferencia de Barcelona "Hacia un envejecimiento activo en casa". Más información aquí.


martes, 18 de septiembre de 2012

9th World Congress on Design and Health: call for papers

Se ha abierto el plazo de presentación de ponencias para el próximo congreso sobre Salud y Diseño que se tendrá en Brisbane en Australia en Julio de 2013. 

Las áreas temáticas a las que se puede contribuir son las siguientes:
• The salutogenic hospital: The role of the hospital in health promotion
• Case studies of successful healthy built environments
• Salutogenic design for healthy communities and urban planning
• Improving health by design for indigenous communities
• Wellness centres to promote individual, family and community health
• Innovation in procurement and delivery: evolving partnership models
• Indoor environmental quality that improves health and well-being
• Design for healthy lifestyle to prevent non-communicable diseases
• Design innovation in e-health and medical technology

Aquí el link de la convocatoria y el congreso.

jueves, 26 de julio de 2012

VIVIENDA PARA LA CALIDAD DE VIDA Y LA SALUD


Barcelona en un día despejado. Foto de Paco Calvino




Isabel Sierra, doctora en Psicología
Junio 2012


Desde un punto de vista social, el concepto de “ciudad” incluye tanto los aspectos estructurales y dinámicos relativos a los elementos físicos que la conforman (edificaciones, vías urbanas), los elementos facilitadores de la actividad humana (comercio, transporte, servicios) y finalmente los aspectos sociales y relacionales que conforman la vida, el “alma” del entorno físico. Sin entrar en jerarquizar estos elementos, sí podemos pensar en qué es primero: las personas que habitan en un lugar y tienen necesidades comunes que generan propuestas de uso común, o bien son los aspectos geográficos, climáticos o urbanísticos los que condicionan la forma de la ciudad y, posteriormente las personas se adaptan a ellos?

   Las tendencias de futuro indican claramente que las ciudades seguirán creciendo, especialmente en los países que ahora se encuentran en fase de desarrollo. Nuestro reto, entonces, no es solamente ofrecer más servicios para más población, sino también aprender de lo vivido en la sociedad occidental y realizar un esfuerzo para mejorar la calidad de las condiciones de vida en la ciudad. Las tendencias más recientes se esfuerzan, por un lado, en mejorar las características de las viviendas y otras edificaciones desde el punto de ahorro energético, ya que la evidencia sobre la falta de disponibilidad de recursos energéticos en el futuro y la necesidad de sistemas de ahorro, ha puesto sobre la mesa ese problema con alta prioridad. Pero también se han dedicado esfuerzos a investigar sobre los efectos de determinadas prácticas y tendencias, como en el caso de la extrema densidad urbana (Indovina, 2007), de la segmentación drástica (Webster-Glasze-Frantz, 2002), o de la infravivienda en forma de slums (Davis, 2004).

   Apuntando desde otro paradigma, el de las ciencias humanas y la salud, pero enfocando hacia el mismo lugar, queremos aportar en este artículo un nuevo concepto a incorporar en la planificación urbana y la visión global de la ciudad, precisamente poniendo el énfasis en sus habitantes: la población y sus necesidades sociales y de salud. La Organización Mundial de la Salud, a partir de la evidencia de numerosos estudios, define una línea claramente prioritaria: “el urbanismo saludable” (OMS, 2012) Además de otros factores, la propuesta señala la necesidad de identificar criterios claros a aplicar en todos los elementos del diseño y la planificación urbanística. En este apunte de hoy nos centraremos en los aspectos que se refieren a la vivienda en concreto. Hemos orientado la clasificación pensando en los “actores” urbanistas, en los escenarios sobre los que actúan, en las dimensiones que contemplan en el proceso de planificación y definición de las características de los edificios destinados a las viviendas. Los ejes transversales que pueden afectar a la salud de las personas (el agua, aire, luz, higiene, silencio, etc) se encuentran en una u otra forma en cada uno de estos escenarios, así que en el cruce de ambos ejes podemos encontrar las propuestas de actuación:

La ubicación: Aspectos a tener en cuenta, que tienen que ver con las condiciones físicas del lugar, en relación a:

-       Nivel de contaminación del aire, del agua que pueda haber en entornos cercanos (aguas estancadas, vertidos en ríos o mar...) y la derivada de campos electromagnéticos.
-       Contaminación acústica por industria, equipamientos de ocio, vías de transporte intenso u otras fuentes de ruido por encima de los niveles autorizados.
-       Características del suelo que dificulten la accesibilidad para todas los habitantes (niños pequeños, personas con discapacidad, etc) o signifiquen mayores riesgos de accidentalidad.

Estos elementos afectan claramente a la salud de las personas, en diferente grado e intensidad. Según los estudios realizados por diferentes disciplinas, el impacto de la contaminación del aire afecta a los problemas respiratorios y cardiovasculares, así como el exceso de ruido es un elemento decisivo en los trastornos del sueño y la ansiedad. La insalubridad del agua es determinante para los problemas gastrointestinales y las intoxicaciones, así como la exposición a campos electromagnéticos –aunque controvertida- parece relacionada con algunos tipos de cáncer. 


Barcelona, Rambla Prim. Foto de  Lili Lamina

El entorno inmediato: Los elementos que provienen del entorno de la vivienda, el barrio y la comunidad son también determinantes para la autonomía personal y el desarrollo de actividades vinculadas directamente con la salud de las personas. Por ejemplo, el diseño de los espacios exteriores y semiexteriores vinculados a la vivienda (jardines, patios, porches, etc.) deberían tener en cuenta:

-       el mayor contacto posible con la luz, la vegetación y la circulación del aire fresco
-       espacios para la relación interpersonal, el juego infantil y la diversificación de usos por parte de diferentes grupos humanos
-       la seguridad en el entorno inmediato a la entrada de las viviendas
-       la ausencia de espacios vacíos que faciliten la insalubridad o abandono
-       la iluminación artificial suficiente, otros elementos urbanos: papeleras…
-       el acceso a transportes públicos
-       la seguridad y control de higiene de las zonas de uso común.
-       las canalizaciones adecuadas, así como la gestión de residuos urbanos

Todos estos aspectos afectan en gran medida a la sensación de seguridad personal en el entorno de la vivienda, así como a evitar fuentes de infecciones y plagas. Estas condiciones favorecen asimismo las relaciones personales, evitando el aislamiento social y proporcionando redes de apoyo social, especialmente importantes para personas mayores o familias monoparentales. Asimismo, aseguran condiciones de salubridad en el entorno inmediato y creación de hábitos de uso del espacio que promueven el mantenimiento y buen uso.

El edificio

-       desde el punto de vista de sostenibilidad y ahorro, pero también beneficiosos para la salud, los edificios de viviendas deberían disponer de dos elementos básicos, ya sea para uso individual o bien para más de un edificio: placas solares para la captura de energía y depósitos de aguas pluviales para usos diferentes del consumo humano.
-       diseño óptimo del cerramiento, incorporando envolventes exteriores superaislantes, para facilitar un buen control climático y de humedad y garantizar así un adecuado confort término, acústico y lumínico.
-       localización diferenciada de elementos “limpios” del edificio respecto a elementos “sucios”, como garaje, almacén, lavanderías…
-       sistemas de purificación del agua a escala de vivienda.
-       control estricto de los materiales no contaminantes de las tuberías
-       uso de pinturas de base acuosa, menos contaminantes
-       control del uso de toxinas y agentes contaminantes en el edificio
-       instalación de ascensor/es
-       seguridad respecto a terrazas superiores y acceso a zonas de riesgo
-       ausencia de elementos externos de decoración del edificio que faciliten la retención de agua (prevención mosquito tigre) o heces de palomas.
-       uso de tecnologías y sistemas constructivos que permitan la “deconstrucción” del edificio al final de su vida útil con materiales fácilmente reciclables. Diseño del edificio con sistemas de distribución que permitan su adaptación a los cambios de uso y evitar el vertido de escombros.
-       previsión de espacios comunes en el edificio para reuniones, realización de actividades, en la medida de lo posible.

Aspectos como los señalados evitan algunos de los riesgos para la salud asociados a los edificios, como los relacionados con el confort térmico y acústico, la seguridad general y la ausencia de intoxicaciones y producción de plagas e infecciones derivadas de animales que deambulan por el exterior o interior del edificio, en zonas comunes.

La vivienda

-       diseño eficiente pensando en usos múltiples de la vivienda a lo largo del ciclo de vida de las personas
-       distribución equitativa considerando las necesidades de espacio vital.
-       la iluminación natural en la vivienda, así como la racionalidad de la iluminación artificial, en equilibrio en las diferentes piezas.
-       la calidad del aire, con ventanas en todas las piezas, sistemas adecuados de ventilación, compatibles con los sistemas de climatización.
-       uso de pinturas y materiales de acabado no contaminantes (libres de formaldehídos y compuestos químicos)
-       mantenimiento del equilibrio calor-frío y humedad.
-       aislamiento de cableado y cajetines eléctricos para disminuir la contaminación electromagnética.
-       aumento de las posibilidades de autonomía de los usuarios en cuanto al control de las condiciones de la vivienda.
-       sistemas domóticos y/o autorregulables, para personalizar el uso de algunos elementos (conexión entre viviendas, telealarmas, video vigilancia en zonas de juego, acceso a redes telemáticas.., )
-       accesibilidad y/o posibilidades para reformas en caso de disminución de la autonomía de los ocupantes.
-       mobiliario y electrodomésticos de bajo consumo y adaptables según estatura, numero de ocupantes, incapacidades…
-       control de las humedades para evitar la generación de hongos, bacterias y elementos alérgenos
-       diseño seguro de las terrazas, balcones, ventanas.
-       evitar elementos exteriores que puedan generar estancamiento de aguas (mosquito tigre)  y acumulación de heces de animales (palomas, gatos..)


Vemos, a lo largo de estos cuatro escenarios, que el impacto sobre la salud a veces es unicausal (como en el caso de una infección bacteriana) pero a menudo responde a factores múltiples y superpuestos (como los trastornos mentales o el cáncer), siendo en los colectivos de personas con más dificultades sociales en donde se acumulan los factores de riesgo. La atención a estas condiciones óptimas de las viviendas es aún más relevante para aquellos proyectos destinados a zonas de la ciudad en los que se prevee que habite población con problemas sociales y económicos, de forma que el coste inferior de la vivienda no repercuta en las condiciones mínimas relacionadas con la salud.

   La visión de un futuro urbano cada vez más complejo nos lleva hacia la complementariedad de las disciplinas, los paradigmas y los métodos. Estamos seguros de que la confluencia entre los criterios de sostenibilidad y de calidad ambiental están estrechamente relacionados con los que son necesarios para garantizar la salud de las personas y la calidad de vida en las ciudades.  Nuestro propósito es alinear los argumentos y las propuestas a fin de generar un criterio común de beneficio múltiple.


Referencias bibliográficas

- Davis, M. (2004) Planet of Slums. New Left Review, n.26
- Indovina, F (2007) La ciudad de baja densidad. Lógicas, gestión y contención. Barcelona. Diputación de Barcelona
- Scott, A. (2008) Incide the city: on urbanisation, public policy and planning. En Urban Studies, vol. 45, num. 4
- Webster, Ch. Glasze, G. Frantz, K. (2002), The global spread of gated communities. En Planning and Design, Vol. 29.
- WHO (1999)  Creating healthy cities in the 21st century. En Sattertwaite, D. et al. The Earthscan Reader on Sustainable Cities. London, Earthscan Publications.
- WHO (2012)   Healthy cities program.


domingo, 24 de junio de 2012

Sobre la industria farmacéutica

Imágen de El Roto en DelfindeTanzania  


Una señalación de Jorge L. Tizón sobre la industria farmacéutica: la entrevista al Sr. Costas Lombardía, economista y ex vicepresidente de la Comisión de Análisis y Evaluación del Sistema Nacional de Salud de España (también conocida como "comisión Abril") publicada originalmente en El Viejo Topo 229 de 2007.

en PostPsiquiatría del 26 de mayo 2012

martes, 19 de junio de 2012

Rio +20 y las Ciudades Ocultas

El próximo miércoles 20 empieza la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable, RIO +20 que tiene lugar veinte años después de la primera cumbre  Río en 1992 y diez años después de la de Johannesburgo en 2002. La cumbre tiene dos temas principales: 
1) Una economía ecológica en el contexto del desarrollo sustentable y la erradicación de la pobreza; 
2) la creación de un marco institucional para el desarrollo sustentable.

La salud era uno de los elementos clave de la cumbre de 1992 y así lo indicaba el Principio 1 de la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo: "Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible. Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza".

La Organización Mundial de la Salud (OMS) vuelve a insistir en que la salud debe estar al centro de los objetivos de la nueva cumbre. Para ello ha contribuido al borrador del documento previo  "El futuro que queremos"  (The future we want) pero también ha ido elaborando diversos documentos de apoyo que profundizan más en algunas de las cuestiones o áreas de intervención más importantes en cuanto al vínculo entre salud pública y economía sustentable. En particular los tres vínculos principales que la OMS indica como relevantes entre desarrollo sustentable y salud son los siguientes:

1) Una cobertura universal de salud puede apoyar el desarrollo sustentable: una población más sana contribuye de forma más efectiva a las economías y a las sociedades

2) La salud en la economía "verde": algunas de las medidas de una economía verde, como las redes de movilidad peatonal y ciclista, pueden aportar grandes co-beneficios en salud, eso es para la actividad física. En cambio otros aspectos de la nueva economía verde, aquellos relacionados con tecnologías emergentes, pueden acarrear nuevos riesgos de salud para los trabajadores y necesitan estar supervisados.

3) Indicadores de salud para el desarrollo sustentable: trazar y monitorear indicadores de salud, por ejemplo el porcentaje de personas expuestas a altos niveles de contaminación atmosférica urbana, o de trabajadores expuestos a tóxicos y contaminantes, puede ayudarnos a evaluar el progreso hacia un desarrollo sustentable que nos lleva a un grado óptimo de bienestar humano


En relación con este último punto, la OMS ha editado hace unos meses una serie de documentos preliminares en los que se esbozan unos indicadores orientados a medir posibles efectos positivos en términos de salud dentro del cambio de paradigma hacia una economía y un desarrollo sustentable. 

Uno de estos documentos está especificadamente orientado a las "ciudades sustentables", y en él se recopilan de forma indicativa una primera propuesta de indicadores urbanos que relacionan características propias de los entornos urbanos con cuestiones de salud pública:

- Mejora de asentamientos informales (slums) que benefician la salud
- Calidad del aire en términos de contaminación por partículas
- Transporte saludable y eficiente
- Violencia urbana
- Gobernanza, como las ciudades introducen criterios de salud en el planeamiento y en ordenanzas
- Accesibilidad a servicios urbanos, de salud y vinculados estrechamente a ella como espacios verdes, comercios de alimentos frescos, gestión de residuos

Los indicadores propuestos no diferencian necesariamente entre contextos urbanos en países en desarrollo o desarrollados, este planteamiento refleja el enfoque global de la OMS y de las cumbres de Naciones Unidas.  No todos los problemas afectan con la misma intensidad a todos los países, hay problemas de saneamiento urbano y de suministro de agua potable todavía muy graves en las ciudades de los países en desarrollo que se han resuelto desde hace décadas en los paises más ricos. En cambio hay problemas vinculados por ejemplo con la contaminación del aire por el tráfico que afectan a ciudades en todos los países (base datos OMS sobre contaminación atmosférica).

Curva de Preston. Imágen de "Health in an unequal world"


Desde hace un tiempo se empieza además a cuestionar la relación causal y lineal entre desarrollo económico y salud urbana que de forma tán gráfica ilustró y argumentó Samuel Preston en 1975.  Una mayor atención a los datos desagregados y a los determinantes sociales de la salud nos revela un mapa mucho menos homogeneos de las ciudades en las que personas pertenecientes a grupos sociales (y barrios) distintos pertenecen a grupos epidemiológicos totalmente distintos. 



Imágen de Ciudades Ocultas, OMS, UN-Habitat


Un "mapa" sobre el que profundiza un estudio conjunto publicado a finales de 2010 por la OMS y ONU-Habitat "Hidden Cities" que nos revela como esta relación de causalidad que indirectamente vincula también urbanización con salud (por la supuesta mejora de las condiciones de vida en el entorno urbano respecto a la población rural)  es mucho más compleja y articulada de lo que los datos agregados de salud nos suelen ofrecer.

El documento es un llamamiento a mirar con mayor atención a las condiciones de inequidad en salud que se esconden frecuentemente debajo de unos datos agregados para la población urbana en su conjunto. "En todos los rincones del mundo, algunos habitantes de la ciudad sufren de manera desproporcionada de mala salud, y las inequidades que padecen se corresponden a las diferenciasen sus condiciones sociales y de vida". Unas inequidades que si bien son mucho más pronunciadas en los países en desarrollo afectan también la población urbana de los más desarrollados y que revelan vínculos entre las condiciones físicas y espaciales (especialmente en términos de segregación y de accesibilidad a servicios, comercios de alimentos frescos y al transporte) del entorno urbano y el grado de salud de sus habitantes. 

El mensaje es que la búsqueda de una proyecto de "ciudad sustentable", como aquello que tiene al centro de su preocupación el bienestar y la salud de sus ciudadanos tiene que emprender un camino orientado a la reducción de dichas inequidades, camino que pasa también por una mejora de las condiciones físicas y espaciales del entorno en el que estos ciudadanos viven.















martes, 12 de junio de 2012

Somos lo que construimos


«La salud pública ha sido asociada tradicionalmente al entorno construido, con temas tales como la falta de saneamiento, intoxicación por pinturas al plomo, la seguridad en el trabajo, las normas antincendio o la accesibilidad de los espacios. Si “somos lo que comemos”, también podemos decir que “somos lo que construimos”. Ahora nos damos cuenta de que la forma en la que se diseña el entorno construido puede tener un enorme potencial para hacer frente a muchos de los mayores problemas de la nación en temas de salud pública para niños y adultos. Éstos incluyen la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el asma, la depresión, la violencia y las desigualdades sociales» 
Dr. R. Jackson



Imagen de "Making Healthy Places"

El pasado 19 de mayo se celebró el día europeo  de la obesidad, una enfermedad crónica que nace de la interacción entre factores genéticos y ambientales, en particular entre un desequilibrio conductual entre ingesta y el gasto energético. La obesidad tiene consecuencias patológicas graves como la hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, artritis, cálculos biliares y diabetes tipo 2 mellitus.  España es el país europeo con una tasa de obesidad más alta, de media afecta un 16% de la población adulta y más de un 18% de la infantil según el reciente estudio ALADINO.   


Atlas de la Obesidad en España, (datos de 2004, Minsterio Sanidad)

Si consideramos también los casos de sobrepeso estos porcentajes se elevan hasta más del 44% en la población infantil y hasta un 37% aprox. en la población adulta. Los datos de España han empeorado en la última década especialmente para la población adulta. Para la infantil los valores se mantienen estables respecto al anterior estudio enKID (2000) pero son en cualquier caso muy elevados, próximos a los valores detectados en Estados Unidos, un país que se suele asociar a este tipo problema. 

Gráfico de tasas de sobrepeso en paises de la OCDE
 
Las causas que llevan a esta situación son complejas pero podríamos afirmar, aún corriendo el riesgo de simplificar mucho, que nuestra sociedad vive en un entorno, físico y social, “obesogénico”. Un entorno que de forma directa e indirecta fomenta una vida más sedentaria tanto en la vida laboral como en el ocio y que además ofrece en abundancia alimentos baratos y poco sanos. La Carta Europea contra la Obesidad, redactada durante la Conferencia Ministerial Europea de la OMS Contra la Obesidad que tuvo lugar en Estambul en 2006, reconocía la importancia de ciertas condiciones ambientales cuando afirma que es necesaria la “creación de carriles prioritarios para bicicletas; animar a los niños a ir andando a la escuela; mejora de la iluminación vial; promoción del uso de las escaleras; y reducción del tiempo de permanencia ante el televisor”.

Las principales y más importantes medidas para prevenir el sobrepeso y la obesidad son una dieta equilibrada y el ejercicio físico diario. En relación con este último se debería lograr una combinación adecuada entre un estilo de vida activo en el que se practica actividad física para el desempeño de las actividades cotidianas básicamente desplazándose a pié o en bicicleta para ir al trabajo, al colegio, hacer la compra, visitar amigos y familiares, etc., y una actividad física programada de tipo lúdico-deportivo. Ciertas características del entorno urbano pueden favorecer o ser un obstáculo para tener este estilo de vida y especialmente en relación con las actividades y los desplazamientos diarios.

El “Toronto Diabetes Atlas” del 2007, llevado a cabo por un instituto de investigación clínica de la ciudad canadiense, ha demostrado la correlación existente entre el entorno urbano de 140 barrios de la ciudad con la epidemia de diabetes tipo 2 que a su vez está estrechamente relacionada con la obesidad. 

Toronto. Mapa de barrios "favorables a la actividad física" e incidencia de casos de diabetes



Los factores físico espaciales que se han valorado principalmente en este estudio son:  

  • densidad y dispersión de los equipamientos y servicios
  • accesibilidad geográfica del transporte público y de los comercios de alimentos
  •  tipología de la red viaria
  • la disponibilidad de espacios y recorridos peatonales
  • red de carriles bicis
Toronto. Mapa de accesibilidad peatonal (tiempo) a paradas de transporte colectivo

 
Los parámetros físicos se han ponderado con los datos derivados de una encuesta anterior sobre la movilidad peatonal y ciclista en la ciudad. El estudio evidencia la correlación entre los determinantes sociales y económicos y los casos de diabetes 2 pero al mismo tiempo pone de manifiesto como unas condiciones ambientales más favorables a un estilo de vida activo fisicamente inciden positivamente incluso en barrios donde los parámetros socio-económicos y étnicos son desfavorables.


En Estados Unidos uno de los pioneros en relacionar forma urbana y salud ha sido el Dr. Richard Jackson, ex director del “Center for Desease Control and Prevention” (CDC) del gobierno federal de EEUU. Junto con el Dr. Howard Frumkin, (rector de la Escuela de Salud Pública en la Universidad de Washington), y el urbanista Lawrence Frank, (director del “Health and Community Design Lab” de la Universidad de British Columbia en Canadá), el Dr. Jackson es autor del libro “Urban Sprawl and Public Health” (2004). En él se analizan las implicaciones negativas para la salud de la dispersión urbana en EEUU. 

"Glotonería o Pereza", reproducido en "Urban Sprawl and Public Health", 2004



En relación con la causalidad entre obesidad y diseño urbano los autores citan en particular un estudio publicado en 1995 en el Reino Unido en el que de forma irónica pero con base científica se demuestra una disminución del impacto de la “glotonería” frente a la “pereza” en el incremento de los casos de obesidad entre la población británica. Sin querer restar importancia a los hábitos alimentarios, los autores remarcan como existe una correlación creciente entre un estilo de vida sedentario y los casos de sobrepeso y obesidad entre la población de EEUU y de cómo el diseño urbano y la organización de los servicios y comercios en la ciudad puede favorecer positivamente un cambio de hábitos.




En “Making Healthy Places” (2011) el Dr. Jackson junto con el Dr. Andrew Dannenberg, (director del “Healthy Community Design Initiative” del departamento de salud ambiental del CDC in Atlanta) y el ya citado Dr. Howard Frumkin, recopilan una serie de ensayos sobre  la relación entre salud pública y urbanismo y sugieren estrategias para poder recuperar una “urbanidad” cuyos mejores ejemplos, según los editores, se dieron en EEUU con anterioridad a la II Guerra Mundial, por ejemplo en Annapolis (capital del Maryland), San Francisco y Boston. 

La “caja de herramientas” para conseguir “lugares sanos” la configuran 3 estrategias principales. La primera incide en profundizar la articulación entre transformación del entorno y cambios conductuales, reconociendo la complejidad de esta relación que debería sustentarse en teorías del comportamiento y tener en cuenta factores culturales, económicos, sociales y posibles incentivos. La estrategia que conduce a un cambio conductual como complemento de las transformaciones físicas del entorno debería contemplar además medidas educativas, normativas, mecanismos de mercado y marketing social. 

Dispensador de comida sana (izq.) en instituto en New York (de Making Healthy Places)


Una segunda línea de acción es la que se interesa del marco legislativo integrando la perspectiva de salud pública en la planificación sobre el uso del suelo, las políticas de vivienda, la planificación del transporte y hasta las ordenanzas de edificación y las de diseño y uso del espacio libre. 
Una tercera línea de acción propuesta en “Making Healthy Places” es la que destaca la participación ciudadana  y especialmente de los residentes en las áreas objeto de transformación prestando particular atención a los grupos más vulnerables. La participación es un “ingrediente” fundamental para activar un círculo virtuoso entre diagnóstico de un área, reconocimiento de las necesidades reales de sus habitantes y el desarrollo de planes y proyectos. 

La obesidad y el sobrepeso son índices de salud pública que diferentes autores a lo largo de esta publicación relacionan con los entornos urbanos de vida diaria abogando por un cambio de modelo de investigación que deje de centrarse en el individuo o en pequeños grupos sociales y/o familiares para abarcar una visión más global, un modelo “ecológico” de la epidemia que sea comprensivo de los factores ambientales. 

Mapa del área de Washington D.C.. Accesibilidad (distancia) a supermercados [Imágen de Scientific American]


Un punto de contacto importante entre hábitos de ingesta y forma urbana se da en los estudios relacionados con la disponibilidad y el acceso (peatonal) a alimentos frescos y más sanos (“Food Environments”, C. Gannuscio, K. Glanz), incluyendo el impacto que tiene la proliferación de puntos de venta de comida basura, refrescos azucarados, etc. Sin olvidar tampoco la correlación entre el acceso a alimentos sanos y la tipología del entorno urbano: cuanto más disperso y de baja densidad es el entorno, cuanto menos probable es encontrar supermercados y comercios de alimentos frescos a distancias razonables para ir andando o en transporte público (“Transportation and Land Use”, R. Ewing et al.).


El año pasado el  Dr. R. Jackson ha sido invitado por la fundación Media Policy Center (MPC) en el ámbito de la iniciativa “Designing Healthy Communities” para idear y comentar una serie de 4  documentales sobre la relación entre entorno construido y salud, una programación televisiva que ha tenido una gran repercusión mediática en Norte América. Los cuatro temas tratados en los respectivos episodios son los siguientes:

  • Retrofitting suburbia” que abordar la relación entre obesidad  y diabetes y los entornos urbanos residenciales de baja densidad de la suburbia norteamericana
  • Rebuilding places of the heart” para revitalizar centros urbanos que padecen el legado contaminante de industrias ya desaparecidas

  • Social policy in concrete” que aborda la problemática de barrios y áreas urbanas vulnerables y amenazadas por la degradación ambiental y la contaminación de industrias y plataformas logísticas cercanas

  • Searching for Shangri-La” buscando ejemplos y referencias del pasado y del presente de Estados Unidos que puedan server de modelo para el futuro




La serie viene acompañada por una publicación “Designing Health Communities” (2011) que explica los casos analizados en el programa y propone además un guión de Plan de Acción que se perfila en analogía con el proceso de diagnosis, cura y seguimiento posterior que cualquier médico debería aplicar a un paciente enfermo. El Dr. Jackson hace hincapié en la necesaria dimensión temporal de este proceso, tanto para un paciente real como para un entorno urbano. La mejora de las ciudades norteamericanas con el objetivo de regenerar el soporte físico de estilos de vida más sanos va a requerir tiempo porqué la correlación entre salud y ambiente urbano es muy compleja y difícilmente unívoca. 





En “Retrofitting suburbia” (2008) editado por las urbanistas Ellen Dunham-Jones y June Williamson se analizan 36 casos de transformaciones urbanas a distintas escalas todas ellas orientadas hacia una re-urbanización que contempla lograr mayor densidad y mayor diversidad para favorecer la movilidad peatonal, en bici y en transporte público. Ellen Dunham-Jones, en una conferencia impartida recientemente, apunta a las razones principales que deben motivar este proceso y que son básicamente tres: las dimensiones medioambientales relacionadas con el consumo de recursos no renovables y el cambio climático; los factores de asequibilidad y relativa justicia social (en el acceso a la ciudad y a sus servicios) derivados del aumento del coste de los combustibles fósiles,; y por último, aunque no menos importante, por el impacto para la salud de las personas que conlleva vivir en un entorno que propicia un estilo de vida sedentario.



Diagrama de la guía para padres y madres sobre "Actividad Física y Salud". Ministerio Sanidad


En España, el Ministerio de Sanidad y Consumo conjuntamente con el Ministerio de Educación y Cultura y el Ministerio de Interior, publicó en 1999 una guía para padres y madres sobre “Actividad Física y Salud” en la que se afirma que “La sociedad actual no favorece la actividad física. Las actividades cotidianas están mecanizadas, nuestro trabajo requiere menos esfuerzo y movimiento, y nuestro tiempo libre es menor y más inactivo.”
La Guía diferencia claramente entre “actividad física” definida como “cualquier movimiento voluntario realizado por músculos esqueléticos, que produce un gasto de energía adicional al que nuestro organismo necesita para mantener las funciones vitales (respiración, circulación de la sangre, etc.)”; y el ejercicio físico que es actividad física pero planificada y organizada, repetida con el objetivo de mantener o mejorar la forma física.  “El entorno físico y social donde vivimos influye en nuestro estilo de vida.  Las características geográficas, el clima, las costumbres de nuestra población, las tradiciones y normas sociales facilitan o dificultan la actividad física.  La casa donde vivimos y las características de nuestro entorno (patios de juego, parques, carriles bici seguros, polideportivos, etc.) facilitan la práctica de actividades físicas. Sin embargo, en todos los lugares, en cualquier época del año y a cualquier edad hay posibilidades para llevar un estilo de vida activo”.


Desde el año 2005 el Ministerio de Sanidad impulsó además la estrategia NAOS, para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad, especialmente enfocada a reequilibrar los hábitos de ingesta calórica y de consumo energético mediante una vida activa. En el apartado de recomendaciones destinado al ámbito familiar y comunitario la estrategia hace hincapié en el potencial del urbanismo para aportar espacios que permitan desempeñar actividad física. En el documento guía se cita a modo de ejemplo la previsión de nuevos parques y jardines como dotaciones en desarrollos urbanos, y también la trasformación de infraestructuras existentes como vías férreas o vía pecuarias en desuso, o el cierre temporal de vías públicas para facilitar prácticas deportivas en días festivos (las ciclovías mencionadas en posts anteriores). A finales del año pasado y previamente al cambio de legislatura el Ministerio de Sanidad edita una recopilación de indicadores destinados a facilitar la evaluación de la estrategia NAOS para gestores, políticos y profesionales de la salud. 

Ejemplo de indicadores de evaluación Estrategia Naos (2011)

Entre los indicadores señalados en el apartado “6. Diseño urbanístico y equipamiento para la actividad físico-deportiva” hay algunos que miden por ejemplo la superficie de espacios deportivos por habitante (6.1.1), o los km de carril-bici por habitante (6.1.5), o  los km de espacios para práctica de actividad física en áreas de actividad (senderos, vías verdes, etc..) por habitante (6.1.6). Los indicadores propuestos están más orientados a facilitar una evaluación de las oportunidades de lo que anteriormente se ha definido como “ejercicio” más que la actividad física realizada en el desempeño de las actividades de vida cotidiana como puede ser desplazarse al colegio o al trabajo.


En España no nos enfrentamos a problemas de dispersión urbana tan marcados como en Norte América, la mayoría de la población reside en ciudades más densas. Sin embargo el modelo imperante de hipermovilidad (que a su vez ha influenciado el diseño urbano del urbanismo expansivo y especulativo de las últimas décadas y con cuya herencia tendremos que lidiar en los próximos años) es uno de los ingredientes más nocivos y que más ha contribuido a generar un ambiente obesogénico. En la ponencia que impartió en el Congreso de Mahón el pasado septiembre, Alfonso Sanz de GEA 21 y miembro del Colectivo Lazareto, apuntaba a un cambio de enfoque radical como posible solución a lo que vino a definir como “Trastorno por déficit de atención e hipermovilidad motorizada urbana”. Un trastorno de la conducta social por la pérdida de atención a los valores no-económicos de la ciudad que ha llevado a un urbanismo segregativo, orientado exclusivamente al crecimiento como herramienta especulativa. 


Reordenación movilidad Proyecto Madrid Centro


Este cambio radical de enfoque de la movilidad es necesario e indispensable para combatir la epidemia de sobrepeso y obesidad que afecta la población española. Es un cambio que implica pasar de una visión centrada en el transporte motorizado a una donde en orden decreciente de importancia se da prioridad a los viandantes, los ciclistas, los usuarios del transporte colectivo y por último los usuarios de vehículos privados. Es un cambio que implica una transformación urbana que no requiere en general de grandes inversiones en infraestructuras y tecnología y quizás por este motivo hasta ahora no ha resultado ser atractiva para las administraciones públicas. Es un cambio en definitiva que implica un nuevo paradigma cultural de nuestra sociedad que acabe contribuyendo a un cambio de hábitos y a una renovada demanda social por entornos urbanos más complejos y más amigables con los viandantes.

Referencias