viernes, 11 de mayo de 2012

Ciclovías, salud y energía



Mapa de la ciclovia de Bogotá

 

     



















La Ciclovía de Bogotá es un espacio público peatonal y ciclable intermitente que mediante ordenanza reguladora específica transforma más de 120 km de calles de la ciudad, cada domingo de 7 a 14 en el escenario de una práctica deportiva y saludable colectiva. Según datos recientes más de millón y medio de bogotanos invade las calles de su ciudad en bici o a pié. La red de calles se organiza en 10 corredores principales que se subdividen en tramos de aprox. 1,2 Km. en los que se encuentra un "guardián de la ciclovía" que supervisa que no haya problemas y conflictos con el resto del tráfico. 



Imágen del "Mitín a favor de la cicla" de 1974. En "In Bogotá"
 
















Una iniciativa de apropiación espontánea del espacio público llamada "Mitín a favor de la cicla" en 1974 fué el arranque de la ciclovía actual. El éxito de la iniciativa y la presión popular lograron que ya en 1974 la alcaldía de la ciudad de Bogotá sancionara mediante decreto "Las ciclovías" estableciendo mecanismos de regulación del uso transitorio de las calles para las bicicletas en detrimiento de los vehúclos a motor y empezando también a a regular las vías ciclistas permanentes. En 1995 la gestión de la Ciclovía pasa, mediante convenio, de la Secretaría de tránsito y transporte de la ciudad al Instituto Distrital para la Recreación y el Deporte que sigue actualmente a cargo de la organización de la misma.

La ciclovía de  Bogotá ganó un premio en el Concurso de Ciudades Saludables promovido por la Organización Panamericana de la Salud en 2005 y puede considerarse como la precursora de iniciativas similares que se han promovido posteriormente en muchas ciudades de América. En el mismo año se firma la declaración de Bogotá sobre la "Creación de la red de ciclovías unidas de las Américas". En su art. 2 se afirma la necesidade de promover la planificación de ciudades "sostenibles, humanas y saludables" mediante la promoción de la "movilidad no motorizada, el desarrollo de sistemas de transporte público eficientes y no contaminantes, la defensa de los espacios públicos, la promoción de la actividad física, la recreación y la realización de programas que promuevan y protejan la interacción y cohesión social".

Mapa de "ciclovías" activas o en prueba en América. Gráfico en Sarmiento et al., 2010






























El éxito de la iniciativa ha favorecido la implantación en Bogotá de ciclovías permanentes, "ciclorutas" y además ha fomentado entre la población un estilo de vida fisicamente más activo. Según una investigación de 2007, sobre una muestra de 1334 personas con edades comprendidas entre 18 y 65 años, un 20% de los que habían participado en una ciclovía habían incrementado el tiempo dedicado a diario a actividad física.

Un estudio reciente ha demostrado que un programa de ciclovía bien gestionado como el de Bogotá, con un alto nivel de participación y frecuencia semanal, facilita y contribuye de forma sustancial al cumplimiento de las recomendaciones de actividad física de la Organización Mundial de la Salud. (Publicadas anteriormente, aquí, en este mismo blog).

Los beneficios para la salud de un programa de ciclovía podrían derivar también en una menor contaminación ambiental  aunque de momento no haya estudios epidemiológicos que demuestren el impacto real de la ciclovía frente a la reducción del tráfico habitual los días no laborables. Tampoco hay por el momento estudios longitudinales que hayan podido comprobar con evidencia científica el impacto sobre la salud. Sí hay estudios que demuestran cómo hay una relación significativa entre la salud y la participación a al menos una ciclovía al mes, aún después de haber ajustado los resultados según factores demográficos, estilos de vida y características del ambiente construido.

Los beneficios de las ciclovías hay que situarlos también en la dimensión colectiva y social del fenómeno, como momento de socialización en el que además "al bajar del carro" la gente no solamente pierde el motor y las cuatro ruedas sino también el valor simbólico asociado al coche y "juega" en condiciones de mayor igualdad.

En Madrid salvo días concretos y señalados durante el año no existen planes de uso transitorio e intermitente de las calles a esta escala.

Día de la bici en Madrid, 2011























El caso más "parecido" sería el de la peatonalización de un tramo de aprox. 450m de la calle Fuencarral entre la glorieta de Bilbao y la de Quevedo entre las 8 y las 14 todos los domingos.
  


Calle Fuencarral, Madrid Imagen de dedededos






















O el cierre en los fin de semana del paseo de Camoens en el Parque del Oeste, motivado originalmente para alejar la prostituciòn callejera de la zona y que finalmente se ha convertido en un espacio de práctica deportiva, sobre todo para el patinaje, los fin de semana.

 
Paseo de Camoens, Madrid. Imágen de Madrilánea

El éxito de estas iniciativas demuestra que haría falta una gestión más "atrevida" del espacio público, que entendiera mejor las posibilidades de su uso diverso y que tuviera la valentía de ampliar la iniciativa a la escala urbana. Las iniciativas americanas y la de Bogotá especialmente han demostrado que el uso intermitente de las calles para el desempeño de actividad física y recreativa influye positivamente sobre la salud de la población y que indirectamente contribuyen a concienciar la población acerca de un estilo de vida y una movilidad más saludable. Si hubiera voluntad ciudadana (primero) y política de promover iniciativas similares sería posible quizás remover parte de los obstáculos que frenan a veces un debate más constructivo sobre la necesidad y los beneficios de desplazarse andando y en bicicleta en las ciudades. Un cambio de uso diacrónico de las calles a escala urbana quizás pueda ayudar en apoyar cambios más estructurales en la movilidad urbana y por ende en el reparto sincrónico de los usos de las calles a diario. 
 
El vínculo entre las restricciones al tráfico motorizado, la peatonalización temporal de calles y la salud suele darse frecuentemente, como ocurre en Italia, por la necesidad de reducir la contaminación del aire. La crísis económica y energética sin embargo podría dar otros argumentos a estas iniciativas. Según un estudio reciente en Italia de media las familias gastan más en combustibles que para la compra de alimentos. Quizás algunos recuerden todavía aquellos "domingos sin coche" decretados en diciembre de 1973. Medida que duró hasta abril del año siguiente y que supuso una apropiación "involuntaria" del espacio de las calles por peatones y ciclistas.


Un domingo sin coches de 1973 en Milán

 
Parece que al sobrar argumentos para promover  iniciativas como la Ciclovía de Bogotá cabría preguntarse cuales son los argumentos en contra que impiden poner en práctica proyectos parecidos en las grandes ciudades de España y de otros países europeos.


Más información:

In Bogotá, información sobre la ciclovía bogotana

Réd de ciclovías recreativas de las América

La Ciclovía-Recreativa: Un Programa Masivo de Recreación con Potencial en Salud Pública. Sarmiento et al., Journal of Physical Activity and Health, 2010, 7(Suppl 2), pp. 163-180. en pdf

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